El presidente Danilo Medina y el ministro Administrativo de la Presidencia emitieron por separado declaraciones sobre las restricciones presupuestarias del gobierno que vale la pena ponderar, olvidándonos un poco de las diferencias entre las tasas de interés de los instrumentos de deuda pública que emiten el Banco Central (BC) y el Ministerio de Hacienda, que en los últimos días ha acaparado la atención del BC. No nos engeñemos, el monto de la deuda, su crecimiento vertiginoso y las presiones presupuestarias que genera es el gran problema del país.
En Higüey, en un acto de entrega de aulas, el presidente Danilo Medina dijo que el Estado gasta en lo estrictamente necesario, por lo que las demandas de construcción de obras de infraestructura y sociales en la región este deben canalizarse por las vías pacificas para no matar la gallina de los huevos de oro, que es el polo turístico de la provincia La Altagracia. Conminó a los que estaban planeando la realización de huelgas a utilizar a monseñor Nicanor Peña de interlocutor con el gobierno en sus reclamos. La falta de recursos para enfrentar las demandas sociales nacionales hace ver con crudeza el hándicap que representa el servicio de la deuda pública.
Especificó Danilo Medina que cuatro renglones consumen el presupuesto general de la nación. La educación se llevará 110,000 millones de pesos. El servicio de la deuda 170,000 millones. El subsidio al sector eléctrico, unos 60,000 millones. Sin dar monto, señaló que el restante recae en la nómina pública. En el presupuesto general de la nación para el 2014 se contempla un gasto en remuneraciones del gobierno central (nómina) de 113,400 millones de pesos. Simplemente, mediante un endeudamiento progresivo es que el Estado puede cumplir con el presupuesto de los demás ministerios, lo cual no puede ocurrir de manera indefinida en el tiempo.
Antes de la reunión del presidente con su equipo económico, el jueves pasado, el ministro Administrativo de la Presidencia informó que la deuda se ha convertido en una pesada carga, indicando que el 50 por ciento del servicio de la deuda corresponde va a pago de intereses y que a corto plazo la deuda seguirá creciendo precisamente para pagar intereses. A ese nivel era que los agentes económicos no querían que el país se llegara, dada la experiencia traumática de los países europeos altamente endeudados. El ministro José Ramón Peralta se pasó de sincero o, sin quererlo, prepara el terreno para la próxima reforma tributaria, aunque raudo y veloz haya salido a desmentir que el gobierno esté en esos aprestos.
Se proyectan ingresos tributarios para el 2014 por el orden de los 419,000 millones. Según el ministro de Hacienda, la marcha de las recaudaciones indican que se podría recaudar 409,000 millones, es decir, uno 10,000 millones por debajo de lo presupuestado. Solamente los capítulos del servicio de la deuda, del subsidio al sector eléctrico y el presupuesto del sector educativo absorberían 340,000 millones, equivalentes al 83 por ciento de las proyecciones de ingresos citadas por el ministro de Hacienda.
En un escenario presupuestario de esa naturaleza, no se equivocan los que predicen que lo único que tenemos por delante es seguir aumentando la deuda, continuar con el festival de al menos una reforma tributaria por año o una combinación de ambas cosas.
En Higüey, en un acto de entrega de aulas, el presidente Danilo Medina dijo que el Estado gasta en lo estrictamente necesario, por lo que las demandas de construcción de obras de infraestructura y sociales en la región este deben canalizarse por las vías pacificas para no matar la gallina de los huevos de oro, que es el polo turístico de la provincia La Altagracia. Conminó a los que estaban planeando la realización de huelgas a utilizar a monseñor Nicanor Peña de interlocutor con el gobierno en sus reclamos. La falta de recursos para enfrentar las demandas sociales nacionales hace ver con crudeza el hándicap que representa el servicio de la deuda pública.
Especificó Danilo Medina que cuatro renglones consumen el presupuesto general de la nación. La educación se llevará 110,000 millones de pesos. El servicio de la deuda 170,000 millones. El subsidio al sector eléctrico, unos 60,000 millones. Sin dar monto, señaló que el restante recae en la nómina pública. En el presupuesto general de la nación para el 2014 se contempla un gasto en remuneraciones del gobierno central (nómina) de 113,400 millones de pesos. Simplemente, mediante un endeudamiento progresivo es que el Estado puede cumplir con el presupuesto de los demás ministerios, lo cual no puede ocurrir de manera indefinida en el tiempo.
Antes de la reunión del presidente con su equipo económico, el jueves pasado, el ministro Administrativo de la Presidencia informó que la deuda se ha convertido en una pesada carga, indicando que el 50 por ciento del servicio de la deuda corresponde va a pago de intereses y que a corto plazo la deuda seguirá creciendo precisamente para pagar intereses. A ese nivel era que los agentes económicos no querían que el país se llegara, dada la experiencia traumática de los países europeos altamente endeudados. El ministro José Ramón Peralta se pasó de sincero o, sin quererlo, prepara el terreno para la próxima reforma tributaria, aunque raudo y veloz haya salido a desmentir que el gobierno esté en esos aprestos.
Se proyectan ingresos tributarios para el 2014 por el orden de los 419,000 millones. Según el ministro de Hacienda, la marcha de las recaudaciones indican que se podría recaudar 409,000 millones, es decir, uno 10,000 millones por debajo de lo presupuestado. Solamente los capítulos del servicio de la deuda, del subsidio al sector eléctrico y el presupuesto del sector educativo absorberían 340,000 millones, equivalentes al 83 por ciento de las proyecciones de ingresos citadas por el ministro de Hacienda.
En un escenario presupuestario de esa naturaleza, no se equivocan los que predicen que lo único que tenemos por delante es seguir aumentando la deuda, continuar con el festival de al menos una reforma tributaria por año o una combinación de ambas cosas.
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