“Yo trabajo con los materiales de desechos inorgánicos que son los que más daño le hacen al planeta, como las latas y las botellas. Es una forma de contribuir con el medio ambiente, creando arte con ese tipo de material”, explica.
Gracias a la creatividad que emana de sus manos, Daisy es capaz de confeccionar piezas variadas que reflejan la cultura y el folklore dominicanos. Entre sus favoritas se encuentran representaciones del carnaval, el merengue típico, diablos cojuelos y hasta del fondo marino.
La idea de reciclar le surgió en las calles de Cristo Rey, el barrio capitaleño donde reside. Allí se percató del manejo inadecuado de la basura realizado por los vecinos. Su preocupación se agudizó al ver la congestión que la basura causaba en las alcantarillas y los drenajes de la ciudad, obstruyendo el flujo del agua y contaminando el entorno. De esta forma comenzó trabajando con las latas y las botellas.
Así le surgió la idea de utilizar sus habilidades como artesana para generar un cambio, a la vez que recibe ingresos por ello. “La idea era crear conciencia y quitar un poco de basura del medio. Trabajo con este tipo de materiales con intensión de llevar un mensaje a las nuevas generaciones sobre el manejo consciente de los desperdicios”, afirma.
Trayectoria
Daisy es una experimentada artista, con cerca de 20 años en el ejercicio. Pero su iniciativa medioambiental es más reciente, de unos seis años.
Las creaciones con latas recicladas prácticamente son de su invención. Explica que su método ha sido la mezcla de diversas técnicas provenientes de varias áreas de las artes.
Y es que sus conocimientos artísticos son diversos, pues estudió diseño de moda, orfebrería y pintura en tela en diversas escuelas. “Y todas esas técnicas que aprendí las he aplicado al reciclaje”. Para ella, la acción de reciclar requiere de ciertos principios que garanticen la reducción de la basura que se vierte en la naturaleza. Daisy lo llama “reciclar con concepto”. La idea es asegurarse de que la nueva creación tenga una utilidad o belleza suficientes para que no termine nuevamente en el bote de basura. Comenta que sus piezas tienen un valor en sí mismas suficiente para regalarlas y atesorarlas.
Ella puede crear accesorios, carteras, llaveros, entre otras creaciones, las cuales pueden costar entre RD$50 y RD$1,200. Explica que el público que consume sus trabajos es aquel que tiene conciencia medioambiental, de amor a la naturaleza.
Ha habido quienes han concluido que su trabajo constituye promoción para las marcas de bebidas, pero ella manifiesta que su única intensión es reflejar las diversas posibilidades de hacer reciclaje. A fin de cuentas, con su trabajo alcanza el objetivo.
El arte es la vida de Daisy. Lo disfruta, le apasiona y vive de él. Ha impartido talleres y ha participado en ferias nacionales e internacionales, además su trabajo ha sido reconocido por la belleza y creatividad, así como por el estímulo a la preservación de los recursos naturales.
Daisy participó recientemente en la exposición artesanal de la última feria comercial de Asociación Nacional de Hoteles y Turismo (Asonahores), por medio de su afiliación a la Fundación de las Industrias Culturales y Creativas.
Las familias con mayores ingresos tienden a ser aquellas que tienen mayor cantidad de miembros en el mundo laboral. Es decir, que la participación de la mujer en el trabajo constituye una vía efectiva para superar la situación de pobreza. La tasa de ocupación femenina es mucho mayor en las mujeres que pertenecen a hogares no pobres.
Vida familiar
Aunque no puede afirmar que a través de este trabajo da para sostener completamente a su familia, sí constituye una fuente importante para cubrir sus gastos familiares, especialmente porque Daisy es madre soltera de dos adolescentes.
Daisy explica que cubre los gastos de su hija de 19 años, quien estudia psicología en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. “Con lo poco que puedo conseguir, le ayudo con el pasaje, los libros…”. Además, puede sostener a su hijo de 13 años, desde que se separó de su marido. La artesanía es la única actividad generadora de ingresos que realiza. “Mi hija me ayuda a hacer estas pulseras, hechas con las anillas de las latas. Te pones una y nadie se imagina lo que es”.
Aprendió a hacer los pececillos en cana y luego le surgió la idea de hacerlos en lata. Se ha cortado en varias ocasiones con el filo de las hojas de lata. Pero cuenta que domina la técnica, gracias a sus conocimientos de orfebrería.
Desempleo femenino
La Oficina Nacional de Estadísticas revela que el 21.5% de las mujeres dominicanas se encontraban desempleadas en 2011, dos veces la tasa de desocupación masculina, que fue de 10.1% en el mismo año.
Fuente: listindiario.com
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