13.7.10

Amable Aristy Castro Toda una vida en la política al servicio de gente

Higüey.- Se podrá estar de acuerdo, o en desacuerdo, con Amable Aristy Castro, pero nadie pone en entredicho una labor de varias décadas ayudando a la gente en cosas tan puntuales como una receta médica, o una operación, una beca estudiantil, comida o enseres para hogares pobres. Son los pequeños detalles, repetidos una y otra vez, con lo que se ha ganado el corazón de la mayoría de los más de doscientos mil habitantes de esta provincia dominicana de oriente.
El éxito, según se escoja lo que para cada uno significa, no tiene nada que ver con el lugar de nacimiento sino más bien una combinación casi “genética” con la crianza que se asimila en los primeros años de vida. El sector El Bonao (no confundirlo con la ciudad cibaeña) y los pequeños pueblos del noroeste, El Bonao y Vista Alegre, son los primeros que se notan luego de subir hacia el norte desde La Otra Banda y el cruce hacia La Cruz del Isleño camino a Lagunas de Nisibón. Como todo pueblo dominicano, esencialmente agrícola o ganadero, la limpieza –y moral general– son impecables. Si hoy son comunidades pequeñas, habría que imaginar como serían a finales de los cuarenta y como logra formarse este veterano empresario y político. De una parte se entiende que su padre, don Luis Aristy, comerciante y su madre Oliva Castro de Aristy -dominicanos de la tierra- lograron impulsar a su retoño para ser lo que es hoy.

“El éxito no tiene nada
que ver con el lugar de
nacimiento, sino más bien
con una combinación casi
“genética” de la crianza en
los primeros años de vida.”


En la sexta década del siglo pasado, luego de que el país salió de una férrea dictadura de treinta años, los dominicanos ya madurando se vieron expuestos a la apertura –muchas veces traumática– ante el mundo y a las nuevas oportunidades, entre éstos, el todavía adolescente Aristy Castro. Se le puede considerar como “baby boomer”, individuos surgidos luego de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y a los cuales les tocó cambiar el curso de la humanidad. Los sesentas fueron un pivote y aunque tarde, su influencia llegó al país. Antes de finalizar la década, ya nuevas visiones pasaban ante los ojos de los jóvenes de entonces los cuales se debatieron de incontables años de una forma de comportamiento a una distinta, moderna.

El hoy senador Aristy Castro se forja primero en las lides comerciales y ya con familia (décadas de vida matrimonial con doña Andrea Cedeño de Aristy), abraza la causa del extinto líder del conservador Partido Reformista Social Cristiano, Joaquín Balaguer, el cual todavía proyecta su influencia –junto a su némesis, Juan Bosch– en la política dominicana.
Algo loable en el Senador Aristy es el haber combinado las absorbentes carreras empresariales (comenzando como mozalbete de conserje hasta llegar a tener empresas en el mundo automotriz) y política: de pueblerino diputado a senador y, presidente del Senado de La República durante años.

Además, el haber estudiado –de la muy básica educación a abogado, ya como adulto– e inspirado en una de sus hijas –Karina la mayor y al parecer heredera de los genes– la magia de la política, ya que estará actuando como alcaldesa de Higüey por casi veinte años. Su hijo Onabel Aristy Cedeño heredó los genes del comercio y Jenny, la tercera, con una combinación de ambos. También hay que adicionar ahora media docena de nietos y nietas. También, el superar enfermedades y derrotas políticas. La perseverancia es ciertamente un atributo muy marcado del Senador Aristy Castro, el cual ya a su vez es figura con ascendencia de décadas sobre ésta, una de las provincias más productivas del país. Hay que reconocer, ciertamente, la ayuda puntual a los desposeídos (y no sólo en la Provincia La Altagracia) de este controversial empresario y político dominicano. Una gran actuación parental y pasmosa dedicación a su causa política.

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