
La avioneta cargada de cocaína que ayer en la madrugada se precipitó sobre la costa cercana a Baní, constituye un claro indicativo de que el territorio dominicano es usado aún por el narcotráfico internacional como un gran almacén de drogas.
El aparato cayó en una zona costera próxima a Matanza, cuando su piloto, quien pereció en el accidente, trató de amarizar al agotarse el combustible.
Las autoridades han recuperado del mar al menos 120 paquetes de droga, aunque se cree que el cargamento que llevaba la avioneta es mucho mayor, porque esos aparatos por lo general transportan centenares de kilos de cocaína.
Es obvio que una bien organizada banda de narcos estaría a la espera de ese cargamento en algún punto de la zona Sur, lo que indica que el incremento del patrullaje aéreo y terrestre no ha incidido en la disminución de los desembarques o bombardeos de drogas en la región.
En la cercanía de ese entorno se produjo hace meses el múltiple homicidio conocido como “la matanza de Paya”, cuando integrantes de una banda rival ejecutaron a siete extranjeros que habían ingresado por vía marítima mil 200 kilos de cocaína.
Más luego, personal de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) detuvo a otros supuestos narcotraficantes que lograron introducir por la zona costera de Paya otro cargamento de drogas, cuyo destino aún se desconoce.
Los bombardeos de cocaína se han producido también sobre zonas cañeras o por vía de aterrizajes de avionetas en autovías del Este y del Nordeste, inluido el caso de un aparato repleto de drogas que se precipitó sobre un cañaveral en Higüey.
Es claro, pues, que cárteles de Suramérica mantienen al mapa dominicano como escenario ideal para bombardear o desembarcar grandes lotes de cocaína, que luego son reexportados a Estados Unidos y Europa o mercadeados en el país.
La lluvia de drogas sobre el territorio nacional no se detiene, al punto que ya se teme que el mal tiempo se convierta en un huracán del narcotráfico.
¿A dónde iba esa droga?
El aparato cayó en una zona costera próxima a Matanza, cuando su piloto, quien pereció en el accidente, trató de amarizar al agotarse el combustible.
Las autoridades han recuperado del mar al menos 120 paquetes de droga, aunque se cree que el cargamento que llevaba la avioneta es mucho mayor, porque esos aparatos por lo general transportan centenares de kilos de cocaína.
Es obvio que una bien organizada banda de narcos estaría a la espera de ese cargamento en algún punto de la zona Sur, lo que indica que el incremento del patrullaje aéreo y terrestre no ha incidido en la disminución de los desembarques o bombardeos de drogas en la región.
En la cercanía de ese entorno se produjo hace meses el múltiple homicidio conocido como “la matanza de Paya”, cuando integrantes de una banda rival ejecutaron a siete extranjeros que habían ingresado por vía marítima mil 200 kilos de cocaína.
Más luego, personal de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) detuvo a otros supuestos narcotraficantes que lograron introducir por la zona costera de Paya otro cargamento de drogas, cuyo destino aún se desconoce.
Los bombardeos de cocaína se han producido también sobre zonas cañeras o por vía de aterrizajes de avionetas en autovías del Este y del Nordeste, inluido el caso de un aparato repleto de drogas que se precipitó sobre un cañaveral en Higüey.
Es claro, pues, que cárteles de Suramérica mantienen al mapa dominicano como escenario ideal para bombardear o desembarcar grandes lotes de cocaína, que luego son reexportados a Estados Unidos y Europa o mercadeados en el país.
La lluvia de drogas sobre el territorio nacional no se detiene, al punto que ya se teme que el mal tiempo se convierta en un huracán del narcotráfico.
¿A dónde iba esa droga?
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